Primero que todo, aceptar que el sistema de vida que tenemos nos lo impusieron, es decir que no es el que debemos de llevar.
Una vieja canción que dice “destruir para construir” me recuerda que si deseamos comenzar a liberarnos, debemos primero, acabar con los códigos del antiguo sistema. A partir de eso, comenzar de cero, partiendo de la lógica y la razón equilibrándonos también con las sensaciones y la intuición para comprender mejor nuestras vidas y nuestro entorno.
Es allí cuando la anarquía (es el que crea su libertad-no libertinaje- y la vive, no es caos ni destrucción…) empieza a ejercer un cambio dentro de nosotros, porque a pesar de ser tachada como utopía, se puede crear un mundo totalmente diferente en cada uno de nuestros corazones; empezamos a crear (y generar) conciencia, basados en firmes peldaños mas no en suelos de arena para llegar a el equilibrio, a la canalización de todas nuestras energías, a el desprendimiento del mundo y sus tentaciones y a la rebeldía contra toda clase de dominio, control o autoritarismo… empezamos, en definitiva, a crear nuestra propia libertad.
Pensar libremente sin que exista un paradigma de pensamiento.
Acabar con la educación sistematizada para crear una educación libertaria.
Pensar, actuar, resistir.
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